'Unas pocas palabras verdaderas',
de José Antonio Abella

Un libro de cuentos que sólo se puede comprar por Internet

Francisco Alcántara

Para José Antonio Abella (Burgos, 1956), las palabras tienen un ‘poder salvador’. No se las lleva el viento, como afirman muchos, porque son el espíritu de lo que somos.

Este pensamiento, tan simple como complejo, lo va salpimentando el autor en todos los cuentos de este libro y el lector los interioriza como una pomada que envuelve cada una de las historias que va descubriendo. Es tal la complicidad escritor-lector que, por momentos, se llega a sentir que es el propio Abella quien va desgranando los relatos en torno a una mesa camilla.

Ahí radica una de las muchas virtudes de este narrador: atesora el poderoso don de saber trenzar historias. Ya lo apunta en uno de los cuentos más logrados ‘La ceguera del escribano’, cuando el protagonista elucubra sobre la calidad de un texto literario, “lo que si sé, todos en este oficio lo sabemos, es que con un par de páginas, o con menos, con tres líneas, ya uno se da cuenta si el estilo es una mierda. Y cuando el estilo es una mierda, la historia importa poco”.

‘Unas pocas palabras verdaderas y otros falsos relatos’ es un conjunto de 17 cuentos, con el que inicia su actividad literaria la editorial Isla del Náufrago, que no se pueden leer de un tirón.

Son tan intensos, que hay que reposarlos, masticarlos, darles una vuelta en la cabeza y recrear los sorprendentes y deslumbrantes finales

Algunas, como desvela el autor en el prólogo, hasta son totalmente reales. El hilo argumental parte de un sucedido que llegó al oído de José Antonio Abella. Nos podemos imaginar al escritor, médico de profesión, en su consulta, escuchando lo que le cuenta el paciente y tomando notas, no para recetar una pócima, sino para no olvidar la fantástica historia que acaban de descubrirle. Es el caso de ‘Piernas’. Un cuento sobre el desamor con un final tan trágico, como insólito y redondo. El destino une lo que los sentimientos destejieron… “que le doliera algo que ya no tenía, le sigue pareciendo una metáfora perfecta del amor perdido”.

El amor, el desamor, la amistad, la traición, los hurtos literarios, el destino, construyen el armazón de estas páginas que tienen hueco para abordar el sentido de la vida, evocado en otro sugerente cuento, ‘El fin de las palabra’. Un abuelo que reescribe la Biblia cada noche en su cuaderno y cuando sus nietos le preguntan sobre la razón de esta afición, exclama, “Cagüendiosla…, para qué sirven las palabras”.

La respuesta la encontrará un poco más adelante el lector en ‘Juan, hijo de Juan’…”las palabras se quedan dentro de uno, trabajando en la cabeza, construyendo pensamientos”.

En ‘Alma errante’ nos envuelve el realismo mágico a través de un viaje hacia el abismo. El terror y el miedo seducen al lector en ‘El escultor de almas’ y en la historia que da nombre a este conjunto de cuentos ‘Unas pocas palabras verdaderas’ comprendemos que la vida se puede escribir en unas pocas líneas, que la región más piadosa de la memoria es el olvido, así como que nadie puede mandar sobre su corazón. También  este cuento parte de un hecho real…la aparición, en un bosque, del cadáver de una mujer que lloraba.

Por alguno de estos cuentos Abella recibió premios como Hucha de oro, Encarna León y Emiliano Barral.


FUENTE:
http://www.enclaverevista.com/libros/articulo.php?id_articulo=926


Domingo, 18-4-2010    
CULTURA
La Isla del Náufrago emerge en Segovia
Nace un sello editorial sin ánimo de lucro y que sólo vende a través de internet
ANA SAN ROMUALDO - Segovia


El primer libro editado por Isla del Náufrago Ediciones es una recopilación de relatos de José Antonio Abella. / A. Benavente
Miles de títulos publicados cada año y enormes dificultades para hacerse con un hueco, por mínimo que sea, en el panorama literario, no han sido un obstáculo para que José Antonio Abella, médico, escultor y escritor, haya puesto en marcha un osado proyecto que consiste en editar obras de calidad y venderlas a través de internet. Sin promoción, sin publicidad, confiando en la calidad de los textos y en la potencia del boca a boca.
La Isla del Náufrago, que así se llama el proyecto, tiene su refugio en www.isladelnaufrago.com. En esa web, los interesados pueden consultar el listado de libros editados y realizar su pedido. El importe se puede pagar mediante ingreso o transferencia bancaria, en cuyo caso el libro se recibe por paquete postal en menos de 48 horas y sin gastos de envío adicionales; o contrareembolso, en cuyo caso hay que pagar los gastos de envío y de reembolso. También se puede pagar con tarjeta de crédito, a través de PayPal, con un euro por libro en concepto de gastos de tramitación.
Ediciones La Isla del Náufrago se ha puesto en marcha a través de la asociación cultural Isla del Náufrago; sus principales objetivos son el fomento de la lectura en las localidades pequeñas, alejadas de centros culturales, y promover la obra de autores avalados por la calidad literaria de sus textos.
La asociación no tiene ánimo de lucro, por lo que los beneficios editoriales derivados de la venta de sus publicaciones sólo se destinan a sus propios fines culturales y a la colaboración con ongs de ayuda al desarrollo implicadas en proyectos de alfabetización en América Latina, a las que está previsto destinar el 25 por ciento de los beneficios.
Isla del Náufrago, que en sus primeras semanas de vida ya está realizando numerosas ventas a puntos de toda España, ha editado hasta el momento dos títulos. El primero fue "Unas pocas palabras verdaderas y otros falsos relatos", una recopilación del propio Abella, con varios relatos premiados en concursos internacionales. El segundo libro, que ha salido a la venta esta misma semana, es "Una tierra mansa", de Ignacio Sanz, un conjunto de 16 relatos que tienen como protagonistas a los habitantes de unos pueblos tranquilos tan solo en apariencia.
Cualquiera de los dos puede ser un buen regalo para el próximo Día del Libro, con la opción de que la editorial envíe directamente la obra elegida a la persona que se desee.

http://www.eladelantado.com/noticia/local/99357/La-Isla-del-N%C3%A1ufrago-emerge-en-Segovia

Pulsa en la imagen para leer el texto completo en formato PDF
Leer texto
Pulsa aquí para leer
COMENTARIOS DE LOS LECTORES
miércoles, mayo 12, 2010
Unas pocas palabras verdaderas y otros relatos falsos,
José Antonio Abella
Isla del náufrago, Segovia, 2010. 348 pp. 14 €

Alma Grey

Bajo este título equívoco entre la verdad y la mentira se nos presentan 18 relatos. Espléndidos. Se trata del primer libro de relatos de su autor que, eso sí, había publicado algún relato suelto en libros de errática circulación. Hasta ahora Abella había escrito cuatro novelas. Nada puedo decir de las mismas, pero estos relatos dejan al lector sin aliento. En la solapa se presenta como médico, escultor y escritor. También se nos dice que tres de estos relatos habían obtenido alguno de los premios más importantes del panorama, entre ellos el Hucha de Oro. No me extraña. El lector que se embosque en este libro se va a encontrar con esas tres profesiones, la medicina, la escritura y la escultura, ocupando a los personajes o a los narradores de algunos de estos cuentos. Imagino que por simple afinidad, como si el autor nos abriera las puertas de su mundo íntimo y nos hiciera partícipes de sus experiencias o de sus ensoñaciones más recurrentes. Aunque otros relatos se pierden por derroteros que nada tienen que ver con esas tres profesiones.
Pero eso qué importa. Lo que importa aquí es el pulso, la tensión, la intriga y cierta ironía poética. Y, por supuesto, los personajes que se mueven por estas páginas y dan consistencia al conjunto. Cada cuento es independiente, quiero decir que no hay ni tema ni hilo conductor que los una. Tampoco hay cuentos desfallecidos, metidos para relleno. Yo diría que el conjunto de estos relatos se mueven entre el notable alto y el sobresaliente. Y los más curioso: no son los relatos premiados en esos prestigiosos certámenes los que más me han interesado. La subjetividad del lector. El contratiempo con el que se abre el libro resulta desconcertante. También lo es el que lo cierra La ciudad sumergida que tiene aliento de novela corta y nos presenta una situación límite y alucinante, una especie de diluvio que lleva el agua hasta las cotas más altas de los edificios de un barrio donde azarosamente se juntan para tratar de sobrevivir una serie de personajes cuando menos curiosos, unidos por el azar y la precariedad. La última lección de Germán Bueno recrea la vida de un profesor que podría ser una especie de don Antonio Machado sabio y bondadoso, con un desenlace final que mueve a la sonrisa melancólica. Porque la ironía es otro de los atributos de estos relatos.
Pero si yo tuviera que destacar uno entre todos, me quedaría con Piernas. Preciosa historia de amor y desamor con un desenlace desconcertante y poético, uno de esos cuentos inolvidables, propios de las antología más exigentes. Su lectura obliga a la relectura y deja en el ánimo una alargada estela de melancolía.
Hay que decir también que con este libro nace también una editorial que cuida las formas, que proclama su vocación minoritaria y que sólo vende por correo, sin costes añadidos, a través de Internet. Supongo que es una manera de luchar contra la tiranía que imponen las grandes editoriales. Aquí está ya, supongo, una parte del mercado que se nos avecina.
Los amantes de los relatos, cada vez más numerosos, no deberían olvidarse de este nombre: José Antonio Abella.

FUENTE:
http://latormentaenunvaso.blogspot.com/2010/05/unas-pocas-palabras-verdaderas-y-otros.html
En busca de otras Ítacas

Blog literario de María Jesús Silva (Ada)
enero 05, 2011

HE LEÍDO

ENCANTO Y DESENCANTO DE UN HOMBRE SIN GRACIA

ANDRÉS PORTILLO

(Editorial Isla del Náufrago, 2010)
http://www.isladelnaufrago.com/

Andrés Portillo nos presenta una novela en la que el personaje central es ese hombre sin gracia, que vive en el desencanto la mayoría del tiempo, que un día encuentra cierto encanto por un tiempo, y que después vuelve al desencanto habiendo perdido varias cosas en el trayecto. Este podría ser el resumen de la novela. Andrés Portillo nos caracteriza a Camilo, como un hombre introvertido y solitario, tímido. Alguien a quien no le gusta su vida en exceso, pero que tampoco le disgusta, y así camina dejándose llevar, sin hacer nada para cambiarla. Apegado a la figura de su madre hasta el extremo, a sus enseñanzas que se repite de una manera compulsiva y le bombardea la conciencia cada vez que se aleja de ellas.


-Lo más importante en esta vida es que nadie pueda señalarte con el dedo por ser un golfo. Yo soy una mujer decente, y tú tienes que ser un hombre decente para que todos te respeten. (pág, 37)


Hay un cierto paralelismo con el complejo de Edipo, no llega a estar enamorado de la madre, pero sí junto a ella encuentra la estabilidad, el orden, la moralidad, el afecto, el consuelo que necesita dentro de su vida. Sin ella se siente perdido, desamparado, desprotegido.

Existen varios giros en la novela, aunque es una historia lineal dentro del flash back en la que se desarrolla. Uno de ellos es cuando en la vida de Camilo aparece Paula, la mujer que le conducirá por varios caminos nunca transitados, le arrastra al deseo y a las dudas. Andrés Portillo nos describe muy bien los sentimientos que desbordan a este personaje simple, lleno de miedos, al que sin embargo nos vamos apegando de una manera salvadora. Cualquiera podríamos ser Camilo. Le trata con tanta sencillez, que no podemos dejar de amarle, de rescatarle.

Nuevo giro acertado es el hecho fulminante que se desarrolla en torno a la figura materna, y que hila con las recomendaciones que ésta le hizo respecto a su relación con Paula.

El último giro nos conduce al final de la novela. Es el cambio de personalidad de Paula. Nos desnuda al personaje de una forma brutal, sin artificios. La falsedad y el propósito cruel inicial empiezan a cobrar realismo mientras todo se desmorona de manera irrevocable. De nuevo la conciencia actúa de magnetofón en la cabeza de Camilo, de eco que se expande, suponemos, para el resto de su vida.

El lenguaje que utiliza el autor es perfecto para poner voz a la vida de este personaje que parece una línea plana dentro de un desfibrilador. Utiliza una prosa muy cuidada gramaticalmente, fusionando recursos líricos en varios puntos para describir imágenes creando espacios poéticos.


-Mi madre parecía un glaciar, las palabras salían de su boca como si fueran cristales de escarcha. Seguía con los ojos perdidos en la luz, enrojecidos, aún no se había dignado mirarme a la cara. (pág, 59)


También nos descubre imágenes de alto contenido erótico, tanto heterosexual como lésbico, muy bien confeccionadas, lentas, detalladas, voyeristas. Sexo, pasión y amor.

Nada más sencillo que contar el argumento de esta historia que podría ocurrirnos a cualquiera, nada más difícil que resolverlo sin caer en dramas de culebrón. Andrés Portillo lo consigue y te sumerge de principio a fin en el encanto y el desencanto de ese hombre sin gracia.

MARÍA JESÚS SILVA

FUENTE:
http://enbuscadeitaca-ada.blogspot.com/2011/01/he-leido.html


Una tierra mansa
Ignacio Sanz

Isla del náufrago, Segovia, 2010. 193 pp. 12 €

José Manuel de la Huerga

La bonhomía de apariencia despistada de Ignacio Sanz le confiere el mejor salvoconducto para transitar desde el olvido de los anónimos de cualquier tierra a la memoria que enciende cada noche la candela de los que deben ser recordados.
Una tierra mansa son dieciséis historias de la Tierra de Pinares que tienen la virtud de mutar y adaptarse a la imaginación del lector de cualquier latitud del globo: los que no somos de esa tierra nos vemos en otra mansa parecida, la nuestra. Siempre hay una tierra mansa nuestra. Porque cualquier lector de las vastas extensiones desheredadas, mesetas peninsulares, dehesas o desiertos del mundo, encontrará a través de estos personajes el ángulo justo para ver a los suyos sufriendo en silencio, y con entereza.
Tampoco me quiero poner melodramático. Porque si además de saberse situar, por empatía, en la carne de sus criaturas, el autor proyecta sobre los relatos otra virtud consustancial a su forma de ser: una cierta indiferencia mezclada con unas gotas de socarronería, podríamos decir que hasta de displicencia, que les viene bien a esos personajes solitarios y realmente trágicos. Nada de contemplaciones, ecuanimidad y templanza ante las adversidades. Así se enfrentaron a sus días y a sus muchas noches solas tantos hombres y mujeres de los pueblos de la España de la Transición, y así consiguieron llegar hasta antes de ayer, aunque fuera a rastras.
¿Con qué voz me he quedado, de tantas tan subyugadoras y sinceras? El que desee aprender cómo conseguir una voz auténtica en primera persona (de esas que resuenan y permanecen con un eco de ondas concéntricas) que se asome a estos relatos de Ignacio Sanz. O como él, se patee los pueblos semidesérticos de la Castilla rural, se acode en la barra del único bar y escuche no los lamentos, porque esta gente no se lamenta, sino los comentarios breves y lacónicos de los cincuentones solteros, sin mujeres cuyo único horizonte es el domingo para beber, merendar en la bodega y de vez en cuando ir a recrearse con Berta, una prostituta de la capital. Que escuche también al pastor al que los lobos le comen las ovejas y cómo se enfrenta sin suerte a esos otros lobos de dos piernas que se sientan trajeados tras los rimeros de expedientes de la Administración regional. O que intente pegar la hebra con las mujeres mayores que pasaron tanta hambre en la posguerra, que vieron a un tal Esgüesado comer carne de oveja enferma y otras atrocidades. O que regresen a sus pueblos como señoritos de ciudad, y se asomen a esa ventana terrible del pasado y vean los pupitres de madera y la pizarra y los mapas mundis llenos de polvo, imposibles de redimir.
Sin duda es la voz en primera persona de estos personajes lo que les levanta del papel. Es un libro que bien podría ser escuchado. Muchos de sus relatos tienen su origen en lo que unos y otros y otros de más allá le contaron al narrador que recoge, mezcla, macera y sobre todo, espera con paciencia, aguarda a escuchar las voces de los ecos. Y, sin embargo, no son las palabras terruñeras que salen de las bocas de los habitantes de Valdepinos, como quien no quiere la cosa, lo que da personalidad y poder calorífico a esos personajes. Es su respiración contenida, son sus silencios que el narrador respeta. Son los huecos a los que nos asomamos, como quien ve el cuerpo accidentado dentro de un coche, entre las tierras, de un ser querido, y tiene que meditar unos segundos qué hacer, con quién hablar, qué decir. La tierra mansa produce el silencio contenido de los apaleados por la vida.
Si Mascarones de proa, la entrega anterior que leímos de este escritor infatigable, nos invitaba a la fiesta de la imaginación marinera en este secano nuestro, en Una tierra mansa nos acompaña a hundir raíces mansamente como el pino, sorber la poco agua que queda y aguantar lo que dé una respiración contenida a prueba de fuego.
Y que el lector no se engañe, éste no es un libro de relatos. De igual manera que el micelio se esconde y crea redes bajo la tamuja de los pinares, este libro nos muestra las caras de los hombres y mujeres de una tierra irrepetible y, desde luego, en vías de extinción. Pero que aún nos deja un consuelo: por su palabra justa, algunos de ellos no habrán vivido en balde, y quedarán en la memoria de los que los leemos, escuchamos y admiramos.

FUENTE:
http://latormentaenunvaso.blogspot.com/2010/12/una-tierra-mansa-ignacio-sanz.html




ENCANTO Y DESENCANTO DE UN HOMBRE SIN GRACIA

Andrés Portillo

Isla del naufrago. Segovia, 2010. 216 páginas. 13 euros.


Ignacio Sanz.

Se trata de la primera novela de Andrés Portillo, nacido en Madrid en 1967. También es la primera novela que publica esta pequeña editorial cibernética que es isladelnaufrago. La leí de un tirón. Al final, casi luchando contra el sueño. Es que no podía parar. De esas veces en las que uno se siente atrapado por la trama que te empuja a seguir.
El título es muy revelador. El hombre que cuenta su propia historia no está dotado de ninguna gracia especial, más bien al contrario, es uno de esos individuos que se hacen transparentes, en los que nadie repara, carente de carisma, un individuo que por momentos podría parecer estulto. No tiene un alto concepto de sí mismo. Su vida tampoco es que haya estado salpicada de grandes acontecimientos. La grisura se ha adueñado de él, pegado a una madre que quedó viuda recién casada; atrás quedó la figura de un padre que se suicidó antes de que el hijo naciera. Todo ello le arrastra a una vida monótona, ramplona en la que no ha habido ningún acontecimiento digno de tal nombre.
Pero, de pronto, y ahí es donde arranca la novela escrita en primera persona: “ Por aquel entonces yo era un hombre gris y sin gracia. Sin embargo, inesperadamente, la chica más guapa del baile se fijó en mí”. Esa chica se llama Paula y es la protagonista de la historia junto con Camilo, el narrador.
A partir de este primer párrafo el lector asiste con asombro a una historia que resulta chocante al principio, pero verosímil, porque la vida se ha encargado de aleccionarnos al respecto, una historia contada con nervio, que avanza poco a poco ante el estupor del lector que se siente cautivo de esa relación que ha comenzado en el baile entre el narrador, un hombre de cuarenta años y la muchacha espléndida y cautivadora de veintitrés. Las escenas de sexo salpican las páginas y la historia se va enredando con la presencia de personajes secundarios perfectamente dibujados, desde el ex novio de Paula, un tipo marginal y violento enganchando a las drogas, hasta Sara, su compañera de trabajo en una tienda de ropa de la calle Goya.
Posiblemente la eficacia del estilo resulte decisiva. Y digo eficacia, que no brillantez. Abundan las frases cortas, casi eléctricas, así como los cambios de escenario y los diálogos especialmente convincentes cuando llegan las discusiones y los desencuentros violentos. Por supuesto que no voy a contar la trama y mucho menos el desenlace, pero el lector piensa que esta historia de arrebato y pasiones entre dos personajes tan dispares contiene el guión de una película.
Todo un descubrimiento Andrés Portillo que hasta ahora, por lo que dice la pestaña, sólo había publicado un libro de cuentos y al que, tras esta entrada triunfal en la novela, deseamos mucho éxito en sus futuras entregas.

FUENTE:
http://latormentaenunvaso.blogspot.com/2010/12/encanto-y-desencanto-de-un-hombre-sin.html























"Ignacio Sanz narra los estertores de una civilización campesina."

Interesante artículo de Fermín Herrero publicado en el suplemento cultural "La sombra del ciprés" de "El Norte de Castilla" (20.01.11) que analiza en profundidad la obra de Ignacio Sanz UNA TIERRA MANSA, publicada por Isla del Náufrago.

Pulsa en la imagen para descargar el artículo completo en formato PDF
CULTURA
Las 'Circunscripciones' de Luis Javier Moreno
El Norte de Castilla. 21.05.11 - 00:53

Salamanca, Cádiz-Cidaria y Granada son las 'Circunscripciones' en las que Luis Javier Moreno ha dividido su último libro, que ayer se presentó en la Fundación Santiago Montes, de la mano de su autor y de Fernando Rodríguez de la Flor, gran conocedor de la obra del poeta. El libro, "impregnado de un sutil pesimismo", en palabras de Gustavo Martín Garzo, contiene "el reconocimiento de este dulce fracaso que es vivir y sobre el que nadie quiere preguntar".




















Fernando Rodríguez de la Flor y Luis Javier Moreno, en el jardín de la Fundación. :: CÉSAR PÉREZ





























Solidaridad nipona

La colaboradora de `Segovia desde fuera´, Montserrat Sanz, reúne en un libro los artículos publicados sobre el tsunami, para reacudar fondos que permitan reconstruir una escuela

• “Frente al Pacífico” reúne con fines solidarios los artículos que en los últimos meses ha publicado en este periódico sobre el tsunami de Japón nuestra colaboradora en la sección de `Segovia desde fuera´, Montserrat Sanz.
JESÚS MARTÍNEZ CALLE / SEGOVIA



Artículo publicado en El Adelantado de Segovia, 1-6-2011.
Pulsar en la imagen para leer o descargar el texto completo en PDF.
El náufrago en su isla

Artículo de Tomás Sánchez Santiago en "La sombra del ciprés", suplemento cultural de
El Norte de Castilla  (18-6-2011)






















Hablemos de la delicadeza, esa pequeña madrina que dirige con manos mínimas y enguantadas nuestros actos y nos convence de que las cosas sólo parecen lo que creemos que son; hasta que después, ya siempre tarde, caemos en que pasó sobre ellas la ampolla mojada de una suavidad que vino a amortiguar la brusca rotundidad de cada ser. Y solo era eso. Hablemos, entonces, de la delicadeza.
En la travesía de la existencia, todos nos hemos cruzado con seres delicados, que se arreglan para vivir en unas afueras solo suyas pero que se distinguen de los huraños y de los misántropos en que siguen sin faltar del mundo(...)







Pulsa en la imágen para seguir leyendo el artículo o descargarlo en formato PDF.
El arroz cocido japonés


“Entendimos que solo trabajando juntos e intensamente seríamos capaces de vencer al hambre y a la miseria. Así que nos convertimos nosotros mismos en arroz cocido: cuanto más pegados unos granos a otros, más fuertes nos hacíamos”, así explicaba un anciano nipón cómo pudo transformarse Japón tras la Segunda Guerra Mundial en una potencia económica, comentó ayer la catedrática de la Universidad de Kobe y colaboradora de El Adelantado de Segovia, Montserrat Sanz Yagüe, en la  presentación de su libro “Frente al Pacífico”.







Artículo publicado en El Adelantado de Segovia, 22-6-2011.
Pulsa en la imagen para leer o descargar el texto completo en PDF.
Técnicas originales para una variada temática


Unas pocas palabras verdaderas (y otros falsos relatos)

José Antonio Abella. Isla del Náufrago Ediciones, Segovia, 2011. 348 pp.

NICOLÁS MIÑAMBRES



Tal vez José Antonio Abella (un caso más de profesional de la medicina que armoniza su actividad con la creación artística) no haya recibido el espaldarazo de la justa popularidad. Su obra, extensa y original, merece mayor reconocimiento. La presente colección de relatos (donde se incluyen varios ganadores de premios importantes) es una confirmación de su mundo personal y profesional, decodificado de alguna manera en el luminoso «Prólogo prescindible».


Todas las técnicas literarias y buena parte de las experiencias vitales pueden considerarse presentes de alguna manera en estos relatos. Desde los tiempos del bachillerato (reflejados como recurso metaliterario en «La ceguera del escribano», y como feliz recuerdo en «La última lección de Germán Bueno») hasta el rescate de seres humildes, como el ser invisible de «El contratiempo», el abuelo de «El fin de las palabras»; o el protagonista de «Miga de pan». Entre esos simbólicos extremos humanos pueden situarse narraciones vinculadas, directa o indirectamente, a la profesión del autor. Hay alguno de extremada dureza, como «Piernas», sin que falte una narración aterradora, «El escultor de almas»; o de crueldad esperpéntica, como «La fosa común». De gran impacto emocional resulta «Alejandra», reflejo de unas relaciones humanas de incuestionable dramatismo.

En una obra tan extensa y variada, el lector encontrará también relatos armoniosos, de ingeniosa plasticidad (como los frutos de lo metaliterario en «El ladrón y la llave») o la belleza enigmática que subyace a «Escrito en el barro». O en «Ojos de luna», el único relato de cierta brevedad. Faltan algunas referencias a otras muestras del libro, pero lo dicho puede servir de testimonio razonable del riquísimo mundo de José Antonio Abella y, especialmente, de la maestría para plasmarlo en una serie de narraciones como la que esconden estas páginas.

Artículo publicado en DIARIO DE LEÓN, suplemento literario FILANDÓN (29-5-2011)


  Cómo hablamos y escribimos.

“Los españoles presentamos, al hablar, una enorme pobreza de vocabulario y de expresiones. Esa es la principal conclusión a la que ha llegado el escritor y editor Alberto Martín Baró, colaborador desde hace años de El Adelantado de Segovia, tras finalizar su nuevo libro: Cómo hablamos y escribimos”.

Artículo publicado en El Adelantado de Segovia,
2-5-2012.

Pulsa en la imagen para leer o descargar el texto completo en PDF.
Debido a la enorme cantidad de noticias de prensa generadas por la concesión del PREMIO DE LA CRITICA DE CASTILLA Y LEÓN a la obra "La sonrisa robada", de José Antonio Abella, publicada por Isla del Náufrago, nos vemos forzados a incluir sólo dos de ellas, dejando al buen criterio de los lectores la búsqueda en internet de aquéllas que puedan ser de su interés.







CULTURA
‘La sonrisa robada’, de José Antonio Abella, Premio de la Crítica de Castilla y León
Una novela “ambiciosa, difícil y conseguida”, según Gonzalo Santonja
05.03.14 - 15:01 -
Pablo Garcinuño | Ávila












  
‘La sonrisa robada’, de José Antonio Abella, ha sido la obra ganadora del XII Premio de la Crítica de Castilla y León. Se trata de una novela “ambiciosa, difícil y conseguida”, según señaló ayer, en Ávila, Gonzalo Santonja, copresidente del jurado junto con Carlos Aganzo, al darse a conocer el fallo. El escritor burgalés se impuso así a los otros ocho finalistas: Juan Pedro Aparicio, Eduardo Fraile, José Manuel de la Huerga, Julio Llamazares, Luis Javier Moreno, Moisés Pascual Pozas, Agustín Remesal y Francisco Rodríguez Adrados.

La obra elegida es “una novela muy arriesgada” que “puede gustar a un público muy diverso”, según afirmó Pedro Ojeda, de la Universidad de Burgos, uno de los portavoces del jurado. El protagonista es el poeta español José Fernández Arroyo y la historia se fundamenta en la correspondencia que éste intercambio, entre enero de 1949 y diciembre 1953, con la joven alemana Edelgard Lambrecht. La obra de Abella relata el sufrimiento del pueblo alemán tras la caída del nazismo y el sueño de toda una generación que “tiene que reencontrarse” tras la II Guerra Mundial. Ojeda destacó, “por su belleza”, los “extraordinarios” inicios de los capítulos.

La jefa de la sección de Cultura de El Norte de Castilla, Angélica Tanarro, también portavoz del jurado, se encargó de repasar la trayectoria del ganador, quien “se ha impuesto a nombres más conocidos y más mediáticos”. José Antonio Abella, médico de profesión comprometido con distintas causas sociales, publicó su primera novela, Yuda, en 1992 y desde entonces ha llevado a cabo una sólida carrera literaria. ‘La sonrisa robada’ es, en opinión de Tanarro, “su mejor obra” por “su originalidad y complejidad”.

Mucha calidad

El director de Políticas Culturales de la Junta de Castilla y León, José Ramón Alonso, destacó la “calidad” tanto de los miembros del jurado como de las obras finalistas, donde se combinaron distintos géneros y “personas con una trayectoria consolidada con personas emergentes que están todavía creando lenguajes nuevos”. “Los tiempos de crisis suelen ser tiempos enormemente creativos en la cultura”, añadió.

Por su parte, el alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto, agradeció al Instituto Castellano y Leonés de la Lengua que haya elegido la capital abulense, por segundo año consecutivo, para fallar el Premio de la Crítica. “Para nosotros es un privilegio –afirmó–. Ávila es una ciudad de letras, ya que tenemos unos escritores actuales y de pasado formidables”.

Hay que recordar que el ganador de la pasada edición del Premio de la Crítica de Castilla y León fue el escritor, ensayista y poeta José María Merino, por su obra ‘El río del Edén’.
Jose Antonio Abella con su libro 'La sonrisa robada'. / Henar Sastre



Abella, un médico rural que creó su propia editorial para poder publicar

Cultura | 05/03/2014


Roberto Jiménez.

Valladolid, 5 mar (EFE).- José Antonio Abella (Burgos, 1956), ganador hoy del XII Premio de la Crítica de Castilla y León con la novela "La sonrisa robada", es un médico rural que vive en Segovia y un buen día decidió dedicar el dinero de un premio para crear su propia editorial, con el fin de "poder sobrevivir como escritor".

"Quienes escribimos en la marginalidad, que eso ocurre en una ciudades de provincias como Segovia, no dejamos de ser náufragos en busca de una isla para poder sobrevivir", ha explicado Abella, quien invirtió la dotación económica del Premio Hucha de Oro (2008), que ganó con "El fin de las palabras", en la creación de una editorial.

Isla del Náufrago, por esa misma razón, es el nombre de este sello que le ha permitido publicar durante estos años, caso de "La sonrisa robada", Premio de la Crítica de Castilla y León, convocado por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y que ha sido fallado hoy en Ávila.

Un escritor "nunca debe autoeditarse, pero en mi caso no existía otro camino, ya que ninguna de las editoriales a las que envié 'La sonrisa robada' me contestó siquiera para decirme que la habían leído", ha lamentado este médico que presta servicios en Martín Miguel y Juarros de Riolobos, entre otros municipios segovianos.

Fiel a la máxima que proclamó su colega José de Letamendi en el siglo XIX, quien afirmó que "el médico que sólo medicina sabe, ni medicina sabe", José Antonio Abella se refugia en las letras como puente de unión entre esa ciencia "y el mundo interno de las personas".

Una ficción que bebe de una realidad histórica es el armazón de "La sonrisa robada", que ha superado los textos firmados por Francisco Rodríguez Adrados, Julio Llamazares, Agustín Remesal y Juan Pedro Aparicio, entre otros finalistas del Premio de la Crítica de Castilla y León.

Abella parte de la intensa relación epistolar que entre 1948 y 1953 sostuvieron el poeta José Fernández Arroyo y una alemana de filiación nacionalsocialista (nazi), dueña de un pasado "turbio y doloroso" como consecuencia de la II Guerra Mundial y de la cual acabó enamorándose.

La historia, ha resumido el autor, "ha sido siempre un poco parcial porque siempre ha atendido a la voz de los ganadores y nunca ha tenido en cuenta la de los perdedores".

"Si bien todas las atrocidades cometidas por el régimen nazi son incuestionables, también hay que pensar que el horror no es exclusivo de una determinada ideología política", ya que siempre "va a pesar en el mismo platillo de la balanza", en contra de la condición humana.

Todos son víctimas, incluso los ganadores de las guerras, como deja entrever Abella a través de las confidencias de su protagonista alemana.

Médico y escritor, pero también escultor -suyo es el monumento a la Trashumancia erigido en la ciudad de Segovia en 2000-, José Antonio Abella es autor también de varios poemarios a la espera de editor y de las novelas "Yuda", "La esfera de humo", "Crónicas de Umbroso" y "La tierra leve", además del libro de relatos titulado "Unas pocas palabras verdaderas".

Recibirá el XII Premio de la Crítica de Castilla y León durante la celebración, esta próxima primavera, de la Feria del Libro de Valladolid. Sin dotación económica, este galardón consiste en una escultura de Venancio Blanco.

Desde su instauración, los ganadores han sido Luciano González Egido (2003), Antonio Gamoneda (2004), Raúl Guerra Garrido (2005), Óscar Esquivias (2006), Adolfo García Ortega (2007), Juan Manuel de Prada (2008), Luis Mateo Díez (2009), Abel Hernández (2010), Antonio Colinas y Olegario González de Cardedal -ex aequo- (2011) y José María Merino (2012).